Padrón Blanco, Juan Manuel

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Juan Manuel Padrón Blanco, el animador, humorista e historietista más importante de Cuba y uno de los más grandes de América nació el 29 de enero de 1947 en el ingenio azucarero Carolina (actual Complejo Agroindustrial Granma) fundado en 1835, ubicado en el Valle de Guamacaro, próximo a la ciudad de Cárdenas, lugar donde trabajó su bisabuelo Juan y sus abuelos Horacio y Manuel. Descendiente de canarios y asturianos, su infancia estuvo marcada por un contexto que marcó su pasión por el dibujo y el arte de inventar historias junto a su hermano Ernesto Padrón Blanco, con quien pasaba horas dibujando historietas. Influenciados por los dibujos animados estadounidenses, historietas, las series televisivas de la época y tiras cómicas publicadas en los periódicos, ambos mostraron entusiasmo por la cinematografía. Sus primeras incursiones en este sentido fueron a muy temprana edad junto a su hermano y su primo Jorge, con una cámara de 8 mm y un proyector. Realizarían entonces sus primeros guiones. Asimismo, comenzaron a realizar sus propias ilustraciones para concebir historias con un particular sentido del humor. Padrón cursó la enseñanza primaria hasta el sexto grado en el Colegio Presbiteriano La Progresiva, en la ciudad de Cárdenas. Parte del bachillerato lo cursó en el Instituto José Antonio Echeverría en la misma ciudad. A inicio de los años 60 se marcha a La Habana y tiene su primera experiencia en la prensa plana a los 14 años (1961) en la revista del Ministerio de Educación, con un trabajo sobre la Campaña de Alfabetización. Su carrera artística comienza oficialmente a los 16 años de edad, en el Departamento de Animación inaugurado en 1960, en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico (ICAI) al inicio como aprendiz sin sueldo. En esa institución conoció a dos humoristas gráficos de gran experiencia que marcaron su devenir como artista: Manuel Lamar Cuervo y Lázaro Fresquet Brañas. También jugaron un papel relevante en la formación de Juan Padrón Juan José López, animador catalán, con quien mantuvo una relación de amistad y aprendió trucos y técnicas que aplicó luego en sus diseños y Harry Reade, realizador australiano. Este último fue el director del corto titulado “Viva Papi”, con narración de Bola de Nieve y animación de Padrón. Con el ICAIC mantuvo una estrecha relación de colaboración y trabajo profesional de 48 años, no exenta de conflictos y contratiempos. Entre los resultados más relevantes cabe destacar la realización de más de 60 películas cortas y 5 largometrajes. En la década de los 60 cuenta ya con historietas, publicadas en las revistas: “Mella” de la otrora Asociación de Jóvenes Rebeldes, sección “El Hueco” con dos segmentos: “Si a usted le pasara esto” y “SMO” (La sección “El Hueco” comenzó a trabajarla junto a Virgilio Martínez, Newton Estapé y Silvio Rodríguez); El Sable [1965-1967]; “Muñequitos” [1965]; “Pioneros” [1967]; Fantástico [1968] entre otras. En Muñequitos Padrón publica una historieta sobre un personaje que le llamó Kashibashi, y en “Pioneros” introduce Delfín, simpático pionero cubano (en esta revista se reeditan las historietas de Kashibashi). En “Fantástico” crea el personaje de ciencia ficción Barsoom de Marte. En esta época, Padrón descubrió la vertiente preferida de su imaginación: el humor negro, aunque alterna con el humor blanco, como se aprecia en su trabajo publicado en “La Chicharra” [1968], revista que sustituyó a “El Sable”. En ese mismo año es reclutado para el servicio militar obligatorio por tres años entre la Marina de Guerra Revolucionaria ubicada, en ese entonces, en el Castillo del Morro. Durante ese período tuvo la oportunidad de trabajar en la revista Avante en el Estado Mayor y en la Sección Fílmica del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, lo cual repercutiría luego en su quehacer cinematográfico. En el año 1969 contrae matrimonio con Stela Vlasova, de Leningrado. Juan Padrón viaja con 21 años a la URSS a reencontrarse con su esposa y permanece en Leningrado hasta 1970. Allí publica en la revista Pravda una viñeta en contra de la guerra de Vietnam. En el mes de marzo de ese año nace uno de sus personajes más emblemático: Elpidio Valdés, en la historieta de Kashibashi. Este personaje que representaba un simpático cubano mambí le gustó de tal manera que lo convirtió en protagónico, como se aprecia en “Elpidio Valdés contra los ninyas”. También tuvo la oportunidad de colaborar con revistas humorísticas como: Krokodil y Pikker. Asimismo, por medio de la embajada cubana, publica en el semanario DDT [1969] como suplemento del periódico “Juventud Rebelde”. Poco después regresa a Cuba, por no haber conseguido prorrogar su visa, lo cual significó el final de su primer matrimonio. Para 1973 conoce a quien sería su esposa durante 47 años y madre de sus dos hijos: Alberta Durán Gondar, conocida como Berta “La Gallega”. Se casaron en 1975 y al año siguiente nace su primer hijo Ian Ernesto. En 1981 nació Silvia. En el año 1974 asume la dirección del Departamento de dibujos animados y produce dos importantes cortometrajes: Una aventura de Elpidio Valdés y Elpidio Valdés contra el tren militar. En los siguientes años continúa su desarrollo profesional como realizador cinematográfico, guionista, diseñador y director de cortometrajes con estructuras narrativas de reconocida solidez. En el año 1978 se graduó de Licenciatura de Historia del Arte en la Universidad de La Habana. A finales de la década de los 70, en la revista “Prismas” nace su personaje Tapok, en una historieta de humor sobre cavernícolas. Realiza su primer largometraje en 1979: Elpidio Valdés, el cual fuera el primer filme animado cubano. En la década de los años 80 Juan Padrón se consolida en el cine de animación con orientación histórica, una visible calidad artística y el empleo del humor como elemento fundamental. En 1985 sale a la luz su segundo largometraje: Vampiros en La Habana, la cual se ha considerado obra cumbre de la animación iberoamericana, comparado con clásicos como: Yellov Submarine (1968) y Fritz The Cat (1972). Luego sacó a la luz otros largometrajes como: Elpidio Valdés contra Dólar y Cañón (1983), Elpidio Valdés contra el Águila y el León (1999), entre otras. Padrón se ha considerado uno de los realizadores cinematográficos más importantes del país. Cuenta con más de 60 cortometrajes y cuatro series. Sobresalen Filminutos en 1980, Quinoscopio en 1986 y Mafalda en 1993, esta última se trataba de una serie de 108 chistes de un minuto de duración. Esta última la realizó con el humorista gráfico e historietista argentino Joaquín Lavado Tejón, más conocido como Quino, a quien conoció en 1985 durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y entabló una duradera amistad. A finales de los 90 Padrón termina las series Cine Clips-Juan Padrón, con 300 spots con temas del cine y Erotips con 150 spots eróticos para Canal Plus España. También incursiona en el el videoclip junto al cantante Eliades Ochoa con la popular canción “Píntate los labios María”, la que fue galardonada en el Premio Lucas 2000. Entre los años 2005 y 2016 escribe cuatro obras literarias: “Vampiros en La Habana”, Vampirenkommando, “Elpidio Valdés contra Dólar y Cañón” y “Crónicas de La Habana. Un Gallego en la Cuba Socialista”. Este último lo ilustró en coautoría con Mauricio Vicent. Por este tiempo realiza trabajos con la Editorial Pablo de la Torriente Brau con la intención de publicar recopilaciones de las historietas Verdugos, Tapok y las primeras de Elpidio Valdés. Su experiencia y especial talento como creador lo llevó a incursionar en la docencia. Desde 1992 hasta 1998 ejerció como Profesor Titular del Instituto Superior de Arte. También impartió cursos y talleres de animación en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños. Su capacidad para enseñar la llevó más allá de las fronteras nacionales, por lo que impartió talleres y seminarios en Iberoamérica. Sus últimas aportaciones fueron tres cortos dedicados a la ciudad de La habana por el 500 aniversario de su fundación. El 24 de marzo del 2020 fallece de una afección respiratoria, en los inicios de la pandemia por COVID-19. Cabe resaltar que Juan Padrón cuenta con diversas exposiciones de sus dibujos en galerías en Madrid y Nueva York. Tres de sus más importantes filmes integran la colección del museo de Arte Moderno de Nueva York: Elpidio Valdés [1979], Vampiros en La Habana [1985] y Más vampiros en La Habana [2003]. Tiene en su haber importantes premios nacionales e internacionales, una decena de corales del Festival de Cine Latinoamericano, fue miembro honorífico de varias instituciones, dos premios nacionales, entre otros logros. Entre ellos es oportuno resaltar: la medalla Alejo Carpentier en 1988, premio anual de periodismo Juan Gualberto Gómez en 1989, Orden Juan Marinello en 1999, Orden Félix Varela en 2001, Premio Nacional del Humor en 2004, Premio Nacional de Cine en 2008, Premio Diablo Cojuelo en el 2008, Placa 280 Aniversario de la Universidad de La Habana 2010, entre otros. Padroncito, como también se le conoció, ha marcado con su quehacer un antes y un después en la cultura nacional. No es posible pensar en una cubanía ajena a la obra de este artista, que inundó el imaginario de tantas generaciones con sus simpáticos personajes, héroes y villanos que, desde el humor y la sátira criolla, se alojaron de forma natural en el corazón de los cubanos.

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